Caleidoscopio

Imagen con la que crecí

¿Qué pasa con los héroes luego de sus hazañas? Es una pregunta recurrente, un limbo que muestra al más poderoso como un ser abatido por las circunstancias. Ese único lugar posible para la supervivencia es la memoria. La simple y llana rima que atrapa las acciones, que glorifica las hazañas y nos recuerdan al héroe, al que hace historia. Hay otras celdas más amplias que el verso, donde el héroe, perdedor desde el inicio (no perdedor post-acción), deambula por páginas o por capítulos, por diálogos y descripciones, por rigurosas o experimentales oraciones.

Sin embargo, el espacio a donde van los últimos héroes épicos, los futbolistas retirados, es desconocido. A dónde puede ir un recién jubilado de 35 años. Ese mismo que tiene que asumir la entrada al anonimato inmediatamente. Todos los futbolistas, inevitablemente, son expulsados de un segmento del verde paraíso (a veces sintético). Cada uno pretende alistarse, prepararse para ser administrador de empresas o periodista; los que tienen suerte se vuelven técnicos, para añorar desde la línea, que es como ver el paraíso por televisión. Por ahora la depresión del futbolista retirado no la cura nada, con el tiempo las cicatrices se borran y eso es lo peor. ¿Qué muestro de mi pasado, si no tengo ni siquiera una marca?

Definitivamente, ellos van a un lugar sin tiempo, caprichoso y siempre apocalíptico. Van a la memoria de la infancia, donde los días pasados se activan con un olor, sensación o un detonador indetectable. Acuden a nuestra mente los héroes, siempre jóvenes, siempre héroes, siempre a través del caleidoscopio de la nostalgia.

Just a perfect day, You made me forget myself. I thought I was someone else, Someone good.

Hoy no hay clase