Cántame, mi vida...
Muchas son las canciones que invitan a dejarlo todo. Son las canciones de la irresponsabilidad. Si usted se encuentra perdido, lo dejo la mujer, han muerto sus padres, o simplemente tiene dificultades para cruzar un puente, lo mejor es cantar y cantar. La vida, según Celia, es un carnaval para cantar. Parece que para sentirse mejor o aparentar sentirse mejor lo mejor es cantar. Don't worry, be happy. Se estúpido y canta, que las penas se van cantando. No tengo nada contra el canto; pero, es histriónico. Siempre pensamos que estamos en una película y lo mejor es salir cantando, para disimular los sentimientos. Miénteme, canta y sigue mintiendo. Por eso las sirenas cantaban y atrapaban hombres, mentían sin interrupciones o locutores. Las emisoras románticas, de planchar, mienten a diario con las mismas 40 principales canciones de nuestra cursilería, que es fingida y mentirosa.
Sin embargo, siempre escojo muy bien la banda sonora de mis días. Tengo cuidado, que cuando la película se estrene, suenen las mejores bandas del siglo XX y XXI. Me siento importante cuando me identifico con una canción. Decir que alguna vez me sentí como The Beatles y entiendo a Saúl Hernández. Comparto las preocupaciones de Sabina o me he enamorado como punkie o canto las rondas infantiles, estribillos de estadio, de La Pestilencia. es cierto, soy importante en mi mundo, siento hasta como Radiohead.
Lo siento, solo sucede en la música y nunca en el fútbol. Jugando fútbol nunca me siento como Gottardi o como San Ronaldinho, menos como Valderrama. Pero, la vida es así, es de mentiras y solamente lo verdadero son las estrellas de fútbol. Ellos no cantan durante el juego- vida. A ellos no los pusieron para eso. Dios nos dijo: Cantad y multiplicaos...
Por ahora, hagamos caso a los nihilistas de fin de siglo: HAKUNA MATATA!!!!
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