martes, julio 23, 2013

Como no me salen las palabras, mejor escuchemos al que fue mudo...

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lunes, julio 15, 2013

Pareciera que el mundo volviera siempre a su terco curso...

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lunes, julio 01, 2013

Como si nada hubiese pasado


Atenta la humanidad espera una pequeña señal. Mientras se desmoronan todos los días las poderosas razones para hacernos parte del universo y pensamos en que la verdad caiga del cielo. Las fantasías de contacto sumadas a las abducciones esporádicas son inmensos deseos de volver a empezar. Creo que ese es el mayor rasgo de lo humano, mirar a lado y lado para hacer como si fuese nuevo el mundo.
Este síntoma de los ciclos, que se desenvuelven en escaleras de caracol y no dejan mirar arriba o abajo, nos oprime todos los días. Al amanecer la memoria se depura, el cuerpo se despierta, la iniciativa se revitaliza y así, sin querer, se rompe el conjuro de lo complejo. Higiene de lo humano, insensibilidad al tiempo  o simple irremediable olvido, esta ventaja nos hace incompetentes para entender un periodo de tiempo más allá que el presente.
Siendo trascendental, cosa complicada cuando vivo en una terrenal sucesión de días parecidos, la herramienta más importante para superar el presente sería la escritura. En este espacio dejaría mi grano de arena en el inmenso desierto de disertaciones sobre lo que la escritura ha hecho; pero de antemano lo gasté intencionalmente para excusarme. Por ahora, insistiré en el presente. Ese que se hace vigente cada vez que reiniciamos la vida, por la mañana, cuando regresamos del viaje del almuerzo, al ver más adelante o cuando me pierdo en cualquier mirada o historia.

Mientras añoramos la presencia alienígena para reiniciar lo humano, la insistente y desesperante costumbre de nuestra mente nos hace dependientes del presente y demostramos cada minuto que todo, casi todo, se construye con materia temporal que se deshace en el olvido. 

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