R.
Deletreando
el mundo encontramos que no hay acciones o pensamientos parecidos. Tampoco
podemos darnos el lujo de ver la misma persona en el espejo y mucho menos
logramos simular algo parecido a la realidad. El resto es solo eso, fracaso tras fracaso
para lograr algo parecido a lo anterior y así sucesivamente. Así pareciera que
nos repitiéramos, pero en el fondo es imitación barata y fallida.