Lugar común: la realidad, expandible a versiones alternas (Escher).

De todas maneras la realidad ya no es una medida del mundo. Al ser tan difícil establecer los límites del terruño (antes sólo hacia falta meter un dedo en la herida sagrada o decir ver para creer), no es necesario preguntar ¿es verdad? o decir: “no te lo puedo creer”. Ahora llueven sapos (Magnolia), exterminan hasta la sombra de un pueblo (como en la Segunda parte de una belicosa película), degenerar los parámetros del mundo para demostrar que usted también está en depresión (aunque en la abundancia tengamos la misma soledad en los bolsillos) es una técnica sencilla. Entonces, la propuesta es cerrarse a lo general (portador de la categoría), desmontar la credibilidad en las informaciones convencionales (noticieros, consejos paternos, información encontrada en los libros de texto), salir a disfrutar del mundo sin las prevenciones del recuerdo. Al borrar las “cookies” creadas durante años en le trasfondo de la cabeza, esas que caen cuando estornudamos (por eso son esporádicos), tenemos la posibilidad de ver todo de nuevo, con la novedad de una memoria a corto plazo pérdida. Por último, cuando la fuerza de voluntad ya no sea fuerza y lo haya abandonado la voluntad, su sensatez y uno que otro amigo, vuelva a tener fe en lo que ve, oye o entiende o aparente que entiende (que se sorprende) porque ya todo es creíble.

Mi estrategia es calumniarte (mi participación en el estereotipo)

La presencia de la poesía popular (de llegar a existir) hace posible la ensoñación de nuestro ser primíparo (condición favorable o desfavorable, que al ser momentánea corre el peligro que nos quede latente, al acecho toda la vida). Los estereotipos son la urgencia del saber y la entrada a cualquier campo o actividad social; primero lo convencional, luego lo más profundo (que sigue siendo lo mismo que lo básico sino con otros nombres); así se lamenta la muerte de Benedetti. Como el regreso a la primera juventud o a los días de militancia en el estereotipo (aunque sospecho que nunca lo he abandonado), a la capacidad de pensar en las cosas que nos hemos perdido del pasado reciente.

Sin embargo, no dejemos pasar la muerte de alguien para hablar bien de su presencia en el mundo. La narrativa del uruguayo es más notable que los versos aprendidos por declamadores aficionados o profesionales (políticos, periodistas, asesinos, colegiales), lo dejo sin adjetivos para no herir nuestro latente sentimiento primíparo. Recomiendo los Cuentos Completos del escritor, también la sorprendente novela Gracias por el fuego. Que descanse en paz el buen narrador, mientras nosotros nos vemos envueltos en las toneladas de homenajes, versos refritos, y banales pero necesarios suspiros amorosos.

Las hermosas grafías

De los pocos placeres gratuitos y que no comprometen a largo plazo, quizá el mejor porque implica a personas desconocidas es la lectura. No es necesario exponer sus bálsamos o espinas, menos la poca acogida que tiene en la juventud o la necesidad de más lectores y menos libros; por eso me comprometo a no hablar de la tan necesaria como improductiva defensa del vicio lector.

Por ahora dejémoslo en la superficie, en las prácticas cotidianas del desciframiento de esas grafías que son más hermosas que su contenido. Cualquier razón es un pataleo o la necesidad de una oposición, por eso lo mejor es la sutileza. No siendo más, dejo unos cuadros tomados de un blog abandonado hace un par de años.