martes, junio 28, 2011

Dos citas sobre las palabras













" [...]Es lo que más deja de pertenecemos, mucho más que nuestros actos, que, por así decir, en nosotros se quedan, buenos o malos, sin que otro pueda apropiárselos más que en los casos flagrantes de usurpación o impostura, que siempre cabe denunciar, abortar, desfacer o desenmascarar, aunque sea tardíamente".



"[...]Nada se entrega tanto ni tan cabalmente como las palabras. Uno las pronuncia y al instante se desprende de ellas y las deja en posesión, o mejor dicho en usufructo, de quien se las ha escuchado. Ese puede suscribirlas, para empezar, lo cual ya no es grato porque en cierto sentido se las adueña; o rebatirlas, que no lo es tampoco; pero sobre todo puede transmitirlas a su vez ilimitada­mente, citando la fuente o haciéndolas suyas según le convenga, según su decencia o según quiera perdemos y delatarnos, depende de las circunstancias; y no sólo eso, también puede adornarlas, mejorarlas o empeorarlas, tergiversarlas, sesgarlas, sacarlas de contexto, cambiarlas de tono, desplazarles el én­fasis y así darles un sentido distinto y hasta fácil­mente contrario del que tuvieron en nuestros labios, o cuando las concebimos. Y por supuesto repetirlas con absoluta exactitud, verbatim".



Algunas fotos de David Mushegain

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lunes, junio 20, 2011

Nudos narrativos por Cinismo Ilustrado


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jueves, junio 09, 2011

Los pequeños detalles



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domingo, junio 05, 2011

Espejos de feria

A propósito de los espías y su necesaria ambigüedad, me he asomado a varios espejos de feria últimamente. De más está explicar lo poco que puede haber de novedad en esos abismos ajenos. Consecuentemente, cada uno de los espejismos creados, que ha desfilado por necesario reflejo, se trastoca y termina siendo lo que es en realidad: sombra de nosotros mismos. De vez en cuando me veo saltando, corriendo, pensando, amando, robando y huyendo, apaleado en una plaza, mirándome con extrañeza, asco, deseo, desprecio, reproche y cariño; una tarde me sorprendí desfilando una ropa imposible que de habérmela puesto yo mismo no sabría encontrar el espacio para meter la cabeza.

De pronto nos vemos en otro lado y la extrañeza atraviesa el reflejo, le pone contextos inmediatos; remotos paisajes de vida, selvas donde muere de tedio. Entonces, nos imaginamos a los otros en sus vidas, amando, viviendo. Es el juego de pensar cómo será la casa de los desconocidos, la desnudez de ellas, las familiares palabras amorosas de las enfadadas mujeres que se encaprichan en ser lejanas, cósmicas fanfarronadas, verosímiles intenciones. Todos tenemos un único rostro en la mente de los demás, para algunos tenemos la templanza de la experiencia, una que otra aberración o simplemente nos estacionan en ridículas circunstancias de las que no hemos salido en años.

En ocasiones espiamos, construimos desvanecientes vidas, como las figuras de los enanos que pueblan los espejos de feria.

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Mientras la uña de gato está en el cielo...

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