martes, septiembre 17, 2013


domingo, septiembre 15, 2013

Sem palavras

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lunes, septiembre 09, 2013

¡Hasta en la sopa!



La comida es un artilugio temporal. Sin embargo,  la humanidad se puede pasar la vida adobando, curtiendo, cebando, dorando o demás operaciones que me son vedadas. Pero eso es crear instantes, sorbos y cosas para echarlas a perder. ¿Será esa nuestra naturaleza? ¿Hacer cosas que se deshacen en segundos o se desabren en minutos? Es tanta la fuerza de la comida preparada que todos los seres tarde o temprano lo hacemos, creamos instantes que se esfuman, se comen y se deshacen necesariamente.
La única civilización ha acumulado formas, experimentos, sabores y esencias. La hecatombe nos hará perder  platos e ideas; por ahora  podemos hacernos los interesantes y probar, beber, despreciar, escupir, seleccionar, calentar o dejar para que otro sienta lo más humano que tenemos.

Una de cierre. La capacidad evocadora de la comida es hecha de la materia del olvido, de la añoranza y de la melancolía: ese ingrediente que es el perfecto, el que solo dura un pensamiento, que nunca es igual y se deshace antes de llegar a la boca.   

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