martes, marzo 07, 2006

Magritte no tiene rostro II


Cuando tratamos mucho tiempo a alguien, ya no lo miramos. Lo que antes estudiamos con cuidado, lo terminamos descuidando. Pruebe, hágase un cambio, el que sea y nadie lo notará. Los primeros que no lo notarán serán: su novia o novio, sus padres, sus amigos. Nos acostumbramos solamente a recordar y nunca confirmanos. Ecima, somos capaces de decir que somos detallistas. "El principio del placer" es imperceptible. Por más que se nos ilumine el rostro, nadie descubre nuestro placer. El principio es que el placer es imperceptible. Nadie lo nota. El resto es teatro, zalamerías y pura hipocresía.

1 Comments:

At 11:02 p.m., Blogger joplin27 said...

El problema es no pensar que el otro nos conoce y que ya somos predecibles; el inconveniente mayor es cuando pensamos que el otro va a dar algún tipo de respuesta con respecto a lo que somos o sentimos. El placer no es el imperceptible, lo que se escapa a la mirada externa es la fuente de la cual surge. Tratar de creer que sabemos cuál es aquella fuente en los otros es nuestro más grande error.

 

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