jueves, julio 19, 2007

La solución no es un muro...


Aunque no soy partidario de la pedofilia, ni del abuso sexual a menores; tampoco de las carpetas tejidas por nuestras mamás para las cosas de la casa, menos de la literatura de auto ayuda. Sin embargo, si creo que muchas de las soluciones planteadas en el país son desastrosas.

Me quiero referir al “Muro de la infamia” que se utilizará para boletiar a los violadores y abusadores de niños. Es cierto que la sociedad misma crea mecanismos de defensa para evitar tragedias, como la de Garavito (que nuestro Gastón Baltasar alias “Pirri” transformó de delincuente común en icono del pornoperiodismo de tono inquisidor y vacío de análisis). El muro, homónimo del hecho por Bush, presenta dificultades, no en su aplicación, pero sí en la boletiada.

Primero imaginemos un país donde la impunidad es reinante, donde las influencias pueden hundir a cualquiera, donde supuestamente los reos se rehabilitan a través del pago de su condena, donde la mayoría de las violaciones no se denuncian, donde la gente realiza cacería de brujas ante cualquier situación extraña a su pensar. También, donde son corruptos los jueces y la picota pública parece un gallinero de viejas chismosas. ¿Qué pasaría si aparece un amigo nuestro de conducta intachable pero con enemigos, si aparecen personas que pagan su condena y en el fondo ellos saben que están rehabilitados?

Estos interrogantes los responde una valla con fotos, que evita mostrar las fotos de aquellos que no desarrollan programas de educación sexual en el colegio, aquellos que no permitieron procesos justos y reparatorios para los condenados injustamente o demás delincuentes, que deja morir gente en la puerta de un hospital o que programan cirugías urgentes para dentro de tres meses. Es igualmente infame. Tanto como aprovecharse del morbo popular, es otro capítulo de La verdad y nada más que la verdad.

Como caso curioso aparecerá una nota de noticiero que diga: “Que tal esto… un ciudadano, vecino del barrio Bosa, no consigue trabajo ya que su parecido con Jhon Albeiro Violeitor alias “Mañas” no le permite ejercer su condición de panadero. No ha podido dejar las burlas de aquellos que saben que no es el implicado y las ofensas, daños personales en su persona y propiedades de gente que lo considera parte del famoso muro. Que tal esto….”

Me inquieta la impunidad, también me inquieta la injusticia y como dice un personaje de los Simpsons: “¿Quién piensa en los niños?”