miércoles, diciembre 03, 2008

Bell'amore Mio




A veces nos preguntamos en qué consiste la fascinación del fútbol; la razón de ver incluso equipos que no nos interesan mucho (¡Qué alegría, ganó Internacional!); almacenar listas de jugadores en la cabeza y recitar jugadas como narrador desempleado. Las explicaciones se pierden al ver un partido de fútbol. La radio se hizo para informar los resultados de la guerra, en cambio la TV para transmitir encuentros deportivos. El hedonismo se justifica en más de 90 minutos, se mantiene en el placer de repasar goles y es un masoquismo al ser hincha de algún equipo de Bogotá (no me importa: “que no te vendan amor sin espinas”). ¿Qué pasaba cuando era sólo una afición de pocos o cuando no había TV o la radio era restringida y ver los goles en el cine era como esperar una carta urgente durante la Colonia? Una respuesta puede estar en las ilustraciones que acompañan los escritos de “Sport, cuadernos de Fútbol”, un hermoso proyecto de la UN, que rescata una revista de 1.930. Encontrarse con esta joya del arte – doméstico, es develar la intimidad de un aficionado que sin banderines oficiales, sin cánticos, sin “El Dorado”, creía y era hechizado por la más el más fiel, hedonista y masoquista de las pasiones mundanas. Aquí algunas imágenes del proyecto.

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