martes, noviembre 04, 2008

Argonautas en el umbral de tu casa





Cada noche llegaban regalos a la entrada de su cueva. Dientes de animales extintos, colmillos de hipogrifos rendidos, cabezas de medusas asesinas, también monedas robadas a los ejércitos napoleónicos (prensadas por ellos mismos). Migrañas de dioses o problemas universales que es lo mismo, llegaban cada invierno. Cada vez que cerraba los ojos, tenía lágrimas de mujeres abandonadas en mitad del desierto a la voluntad de su destino. Poseedoras de poderes mágicos, las dadivas escapaban en la mañana a su lugar de origen. Por supuesto para cerrar el ciclo, sólo quedaban las imágenes en las paredes de su cueva. Así se fueron construyendo ciudades enteras que eran meras imágenes de un mundo contado por viajeros y poetas.

Las imágenes y los viajes son de Andy Biggs

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