viernes, enero 08, 2010

“A muerte” Un texto de Ricardo Silva Romero, escritor bogotano que tiene un defecto…

A muerte
1. Mi amigo B., que nació en el mismo edificio en el que viví toda mi vida, que fue tantas veces mi compañero de partidos imaginarios, es hincha del Bayern de Munich (no del Real Madrid ni del Arsenal ni de Boca, no: del Bayern de Munich) porque le regalaron la camiseta roja del equipo bávaro cuando tenía apenas cinco años. Seguía las transmisiones de la Bundesliga narradas por el barranquillero Andrés Salcedo: o sea que era fiel seguidor de “Migajita” Littbarski, de “El Poroto” Hässler y de “Mateíto” Matthaus. Sin embargo, no me pregunten por qué, pero quizás tenga que ver con el hecho incuestionable de que era un gran jugador, su favorito entre todos era el goleador “Caperucita roja” Karl Heinz Rummenigge. Sí, se pedía a Rummenigge en los juegos. Usaba el número once del Bayern en la zona verde del edificio. Se tomaba como algo personal que la gente se burlara de los rulos del delantero. En la final del mundial del 86, Argentina contra Alemania, fingió que le gustaba que los latinoamericanos ganaran la copa hasta que Rummenigge hizo los dos goles que pusieron el marcador 2 a 2. Y entonces todo se vino abajo. Dijo en voz muy alta: “ahora sí van a dejar callados a esos argentinos de mierda”. Y le costó semanas que su hermano, que iba por el equipo contrario, le volviera a hablar.

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