jueves, octubre 21, 2010

¡Luisma, no llores que seguimos siendo unos dignos pobres diablos!



El miedo del débil se puede medir a través sus evasivas para el ataque. También, muestra una aceleración del pulso a causa de una ansiedad mal manejada. Y si le sumamos la presión del público, que espera una hazaña, ya que otro fracaso será otro argumento para seguir catalogando al débil casi como incapaz; tendremos un manojo de inexactitudes, desaciertos o acciones malogradas. Este parece ser el diagnóstico de la despedida de Santa Fe en la Copa Suramericana.


Sin embargo, Santa Fe ha demostrado durante este año, especialmente en el segundo torneo, que ha mejorado, ha cambiado futbolísticamente y que tenemos un equipo fuerte, que habla duro, que juega confiado en Colombia. Sin embargo, se amilana, se vuelve débil, se ahueva en el exterior. Es el complejo del rico – pobre el primer día de la quincena. Todos somos los “más poderosos” ese día; pero, si viene alguien que gana más dinero, somos unos pobres diablos quinceneados. Esperemos que otra vez se pueda hacer de tripas corazón, comer arroz con huevo y mirar por encima del hombro al prójimo como si comiéramos todos los días en el Tramonti.

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