sábado, octubre 20, 2012

Me suena a...


Siendo justos, dejando de lado  las máscaras que no se pueden quitar, esquivando todas las coincidencias que permiten el bricolaje del destino. Quitando todo eso, solamente así,  podremos ver las cosas al desnudo, sin la sensiblera idea de impresionarte, de saberte.  Sin este ropaje las cosas se ven igual a lo que parecen y las expectativas se cumplirán. Sin embargo, eso no es posible. Las cosas tienen puesto un ropaje casi infinito de días, de costras, de ideas, de mundo. Otros dirán que será la experiencia, los laberintos del tiempo.  Por ahora, no hago sino disfrutar de esta condición, hay días en que muerdo, perforo, exploro todas esas capas.  Sin embargo, no podemos ver donde acaba la capa o empieza el objeto, de eso estamos hechos; no es posible discernir las posibles aristas, por eso el mundo y sus cosas son redondas, para evitar que se puedan desenredar y dejar al descubierto una cosa simplona y vergonzosa, que no es otra cosa que lo real. 

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