Casi real...
Cuando
aseguramos algo con la terquedad de un viejo, cuando ansiamos algo con el deseo
de un adicto, o cuando simplemente somos sugerentes como una pequeña apuesta,
que funciona con el tiempo y explota de repente. Cuando esas cosas pasan no
hacemos más que rediseñar la sensación que llamamos realidad. Se construye un
soporte momentáneo cada vez que intuimos algo de lo real. Sin embargo, las
formas no cesan y a veces se tornan intentos vanos por hacer perdurable lo que
no existe. Buscamos algo que dure más que su enunciación.
Etiquetas: La venganza de la realidad
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