jueves, agosto 02, 2007

rompeolas...



La lejanía de los días es tenaz. No en el sentido bogotano, en el sentido español, castizo. Es apremiante como acudo a los días pasados y regreso con menos ganas de pasado que antes. Cada vez pienso en no repetir está vida. No quiero un día igual, no quiero dos días iguales, no quiero secuelas de películas de horror. Tampoco segundas partes de algo parecido. Me aflige tener que recurrir al pasado. Mis héroes no existen, no tengo museos de cera en mi mente y la zona histórica de mis pensamientos no tiene exposiciones recientes. He quemado los días amarillos de tanto recordar. Tengo pereza de tiempo, de curvas, de gusanos, de huellas en mi cuerpo y en los olores del mundo. No me acuerdo de nada. Aspiro la soledad de un presente sin dados eternos. También he recogido y roto el hilo temporal. Vacíe los archivos, me reinicie y pienso en blanco. La amistad era un pasado de días en flujo, la notoriedad de nada, el sabor de los pedazos de eso, de nada. Azules los días, efectivos los dolores de antes, las palabras de esos seres, macabro el final de la película.