martes, noviembre 03, 2009

Tienes cara de añejo...





La nostalgia de la que están impregnadas las cosas del hogar hacen imposible las ventas de garaje para los latinos. Nosotros guardamos la mayoría de las chucherías, esas que siempre servirán para algo. Nos resignamos al cultivo de los mejores días, por venir o pasados. Es una ventaja a la hora de los melodramas, por eso el culebrón es nuestra forma de expresión. El amor eterno consiste en la colección de acciones y cosas, de momentos y fantasías. De esas cosas que se acumulan en el cuarto, en la mesa, en la mente, en las vitrinas, en los almacenes, esas son las que permiten tener una fuente inagotable de repuestos, refacciones a la vida y a los electrodomésticos. Siempre tenemos algo por reparar que nunca tocamos o que se repara con el tiempo, como si su paso hiciera a las cosas funcionar. Nacemos viejos, nacemos con la estrategia de acumular baratijas. Esos días son los mejores, el desván no existe en nuestras casas de familia. Esa es la diferencia con los otros, con los que renuevan, cambian, con los que buscan un decorador. Nosotros simplemente llamamos a los otros para que acumulen, para que nos presten cosas que no devolveremos. Esas cosas que nos hacen singulares.

Karen Laval

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