lunes, enero 11, 2010

La pregunta que jamás hará el androide: ¿Qué día es hoy?









La obsesión por el pasado hace que constantemente separemos, apilemos, convirtamos en secuencias o periodos nuestra, ya esporádica por definición, vida. Alteramos los planos secuencia de cada experiencia vital para tender puentes donde había, hay o habría movimiento. Pasar de un año para otro es cruzar uno de esos puentes, que como todo movimiento sincrónico, sólo puede hacerse de manera artificial (he aquí otra contradicción). Pero, realmente empezar algo es dejarse ir, es tener un poco de autonomía sobre la secuencia; darse vuelta en la cama y encontrar una idea; cruzar la calle porque vimos a alguien que se parece a alguien; elegir un color, ubicarnos en un paradigma científico, deshacerse del sentido común, de las condiciones del mundo; dejar de cruzar puentes, dejarse ir al ver cruzar piernas. Así se empieza, así no sepamos, todo. Siempre empezamos algo, casi nunca concluimos, pero siempre comenzamos, seguimos en el fluir; lástima que nunca sabemos, que no entendemos cuando ya hemos empezado a entender. Para eso funcionan, entre otras cosas, los almanaques que nos regalan en la tienda.


Aleksandr Rodchenko

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