viernes, diciembre 03, 2010

La resaca del fin del mundo






En El Uruguayo de Copi todo se acaba. Algo pasó y el mundo a narrar arranca en el limbo del mismo. Aunque extraña, tanto la novela como la sensación del fin, no es una pulsión ajena a la memoria humana. ¿Por qué esa conciencia del final de los tiempos? ¿Qué nos ha pasado como humanos, como especie, para pensar siempre en un punto final? No sé, solo puedo especular. Hablamos del “fin último”, de “finalizar”, de palabras como “definitivamente” o de rumores apocalípticos que buscan persuadirnos por doquier. Tememos visiones, desarrollamos juegos con el fin de terminarlos en un pico no por cansancio (menos por aburrimiento). Calculamos costos finales, amamos discutir sobre la justificación de los medios y el fin. Arruinamos el presente con un futuro permanente, siempre hacemos cosas por el futuro. Pero, lo tenemos instalado como especie, creo que hasta como seres terrestres; por eso no nos libramos de él.

Fotografías antes del fin de HELEN LEVITT


Mientras, antes de terminar, seguiremos escapando, escampando o evitando los adelantos de una posible extinción propuesta por la naturaleza. De pronto, algún día, sepamos cuándo nos obsesionamos con los finales, con los limbos; luego, cómo fue que terminamos creando las segundas partes (todas pésimas, pero muy esperadas).

Etiquetas: