viernes, abril 29, 2011

Mou: "Los ricos también lloran"

Antes de empezar enfatizó en que no soy hincha del Real Madrid, menos del Barcelona; también, agrego que no me inquieta si José Mourinho le echa la madre a medio mundo. Sin embargo, no enfatizar no significa no decir; es decir, leer es no enfatizar y subrayar es el caso contrario. Así de enredado, como lo que trato de expresar, así es el fútbol. Entonces, por qué de un tiempo para acá se pone todo en tonos merengues o azulgranas, cuando existen matices (el rojo y el naranja, son mis preferidos). En ese mismo lapso de tiempo (de un tiempo para allá, si lo miro retrospectivamente), ganar se volvió un acto angelical, una bendición de buen fútbol, no un triunfo. Como si con jugar bonito se ganara. Me declaro en contra de eso. El fútbol sigue siendo el resultado de hazañas, de hombres y mujeres comunes y corrientes que consiguen algo. No todos son figuras, no todos son estrellas, algunos son meros asteroides que tienen jornadas épicas, no vidas épicas o relatores para cada suspiro. Por ser del común, por no ser prócer, por no ser genio sino del gentío, por no ser modelo de nada, me uno a los que quieren derrotar, desbancar, desvirtuar, despedir al Barcelona (para el Madrid: “Los ricos también lloran”). Los videos de ellos están (y los disfrutaré cuando pasen) pero por ahora me quedo con los otros, con nosotros. Los que tenemos que hacer el esfuerzo, los que con uñas y dientes nos aferramos a algo, esos, estos, nos, somos. En donde no tengo velas, en los partidos así, me quedo con el menos lírico y más del común, me quedo con los que hacen de torpeza ganas y del triunfo una hazaña, no una costumbre.

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