miércoles, noviembre 23, 2011

¡zzzzzzzz!

Muchos de los sueños terminan en un corto circuito, en un callejón sin salida, en una impresión llamativa o con la intervención de una circunstancia externa a la narración onírica. Por eso es un relato sin indicios o sin progresión narrativa que termine en una resolución apoteósica o, como en una gran novela policíaca, en un callejón sin salida donde nos sintamos hasta culpables por su enredada trama.

Igualmente, las narraciones oníricas son perfectas, sin fisuras, redondas y solo tiene intérpretes, nunca críticos.

Entonces, si las expectativas no aparecen simplemente suceden los hechos. No entramos en enamoramientos, estéticas de secuencialidad o dolores por la suerte de los personajes. El único focalizador posible (es decir, el soñador), siempre tiene la única versión de esos relatos de una sola ejecución. Nuestra única actividad seudoconsciente mientras dormimos es narrar en estado puro, sin trucos, sin premeditación, sin guías de ajuste o transiciones. ¿Qué nos motiva la ficción onírica? ¿Cuál es su género? ¿Cómo construye imágenes?

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