domingo, julio 31, 2011

El ocaso del acaso







Algún día no amaneceremos. Será después de una noche en la que nadie recordó poner una alarma o usar el almanaque. A partir de ahí, no sabremos de días seguidos. Todas las horas harán parte de un solo conteo. Romperemos el ciclo. Ese momento, no podrá ser hora, instante o jornada, seremos incapaces de hablar sobre el pasado o el futuro. Será la droga contra lo sucesivo, el desafío a lo acumulado. Abandonaremos todos los lugares de la memoria. Migraremos como apestados hacia zonas no computadas, espacios llenos de cosas sin tiempo. No diremos por fin, pero sentiremos esa intensa sensación de finalidad, de que ahora puede pasar cualquier cosa porque ya pasó todo. Así encontraremos que el abandono de la memoria no tendrá remembranzas (por agotamiento de la materia prima), nadie nos alertará de semejante desuso. No podremos usar el quizás o el jamás. Seguiremos de largo ante las alarmas de humanidad y no levantaremos espacios, dejaremos hacer sin saber, no habrá un por si acaso. Lo contingente no sucederá, porque no habrá con que comparar los nuevos hechos. El estreno permanente, casi como un cinema rotativo sin finales, lo parecido a la vida será lo abundante; sin cambios, pero siempre nuevo. Ese día será y no podrá dejar de ser lo que tenga que ser.

Mientras llega a pasar, mientras esperamos a que no amanezcamos, mientras no pase lo incontable, mientras eso, tratemos de imaginar que somos memoria de algo.

Candida Höfer

Etiquetas: