jueves, agosto 04, 2011

Horroroso - 480
















Cuando el horror se apodere de todos nosotros no tendremos más remedio que suspender la razón. Haremos premeditadamente acciones sin sentido para indicar que nos hemos sobrepuesto, que seguimos tan cuerdos como para lograr la puesta en escena del absurdo.


Seguramente será mientras descansamos luego del almuerzo. Lo que pasa es que el horror nos generará hambre y por más horrorosa que esté la vaina no podemos dejar de comer. Primero lo primero; almorzados sabremos qué hacer. Eso sí, a nadie le dará por hacer siestas, las cosas no están como para dormir. Mientras tanto, miremos a los niños jugar y a los fantasmas de los viejos fumar tabacos eternos. Ahí nos preocuparemos, el horizonte se desdibujará llevándonos a levantar la cabeza como quien piensa que lloverá en cualquier momento. Sacaremos la mano al frente esperando una gota que nos confirme la necesidad de tal acto. En nuestro desespero nos mojaremos la punta del dedo índice y erguido esperaremos un ligero paso del viento por su saliva detectora. Ahí perderemos todo contacto con lo real.


Los viejos se levantarán y entrarán asustados por lo pronto que cambió el clima, los niños jugarán en charcos imaginarios, mientras gritamos bestialidades sobre el cuidado de la salud. Ya todos en casa buscaremos toallas, debidas calientes, cerraremos ventanas, entraremos mascotas. Tomaremos un libro y cuando nos cansemos miraremos por la ventana para saber si aún cae agua o no. El fallo será ese no otro, perderemos el sentido del clima y no saldremos nunca de casa. Quietos, horrorizados no sabremos qué hacer, la eternidad nos aguardará.


André Kertész

Etiquetas: