Pocas veces somos voluntarios de las circunstancias
Jamás nos
preguntarán si queremos hacer parte de las circunstancias; nunca nos pedirán que demos el visto bueno para lo
que presenciamos. Por eso ninguno de nosotros
quiso ser testigo de lo que tuvo al frente. Sin embargo, siempre, siempre, nos
dejan un pequeño espacio, para mirar a otro lado, para actuar y hacer frente a
lo totalmente circunstancial o simplemente para callar indefinidamente. Ese
prolongado lapso de silencio impune, de complacencia hacia nosotros o esa estratagema que apela a la imaginación,
se vuelve el chicle vital de nuestros días, el espacio mental que no hemos
compartido o dejado al olvido.
En esos
recovecos logramos excluir lo incontrolable y creamos unas cuantas alternativas a lo que
dejamos de mirar, reorganizamos nuestras cobardías dejando espacio para que la
duda cree nuevas circunstancias. De esa forma nuestra mente se nutre de experiencias
aplazadas y placenteros recuerdos rancios que se curten con un poco de
voluntariosa voluntad. Eso somos y creo que es lo que más gusta cuando las
circunstancias nos ponen frente a lo inevitable.
Etiquetas: Civilización
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home