martes, noviembre 14, 2006

Con el tiempo todo se seca...


La lluvia es constante por estos días en Bogotá. Ya sé que no es nada del otro mundo; sin embargo, es un motivo para entender el eterno retorno del universo. El ciclo vital del agua y de lo cotidiano.
¿En serio?
Si está lloviendo a cántaros y me mojo, me seco, me hago viejo no sólo por el agua. El eterno ciclo no me incluye, no ha salido pelo donde lo he perdido, no he regresado a mis adorables 18. Los papeles que he perdido no han regresado, todavía estoy esperando a algunas que se fueron a comprar cigarrillos y no han vuelto. Tampoco Santa Fe ha sido campeón...
Sigue lloviendo y yo viendo como se repite el ciclo. El mismo pecado de ayer es hoy, si algo salío mal ayer hoy será peor. Esta vez no estamos entre los ochos y posiblemente no seremos campeones este año. El año escolar termina y las vacaciones no llegan. La sombrilla huele más a podrido que ayer.
Vuelvo a escribir y ya no llueve. Igual, Santa Fe está afuera. Todavía hace falta tiempo para que reencarne y me convierta en un mejor hombre ( o mejor mujer, gato, salamandra, akaro, papel de arroz, dentrífico, lámpara, niño, mamut, cosecha, lluvia, eructo, en fin..). El universo es cíclico, pero no nos avisaron que tan largos son estas dichosas vueltas. Por lo menos los campeonatos no son tan largos y todos empiezan en ceros.