sábado, marzo 22, 2008

"entonces navegar se hace preciso en barcos que se estrellan en la nada "

Alguna vez leí que cuando llegaron los conquistadores a América se produjo un momento filosófico. Era necesario que la mente de los indígenas pensara de forma diferente. La realidad tenía otros matices, elementos y personas nuevas. Los europeos fueron tercos, nunca descubrieron nada. Reconfigurar la realidad fue el primer paso. Igual pasó con la gente que asistió a la presentación de la película de los hermanos Lumière. Cuando el tren y el barco se acercaron hubo necesidad de replantearse el mundo. Luego llegó el universo y sus objetos. Lastimosamente ya creemos que todo es posible, ya los avances no nos asombran, ya nos parecen triviales: “¿y hasta ahora lo descubrieron?”, “todo es posible con la ciencia”, “eso ya lo inventaron”. Sin embargo (glorioso conjuntivo adversativo, que propone vías de escape a la contundente afirmación), todavía existen sorpresas. Sin Sangre es una obra de teatro, a la cual uno le pierde los primeros diálogos; porque debemos reorganizar la realidad. Debemos tratar de descifrar la forma de presentar el relato (escrito originalmente por Alessandro Baricco “autor más famoso por estos días que Quién se ha llevado mi queso”). Cuando comprendemos el truco asistimos al experimento de narrar como en el cine, de actuar como en el teatro y de abrir la boca como asombrado amante suertudo. La presencia del efecto permanente hace que actúen seres virtuales, que las voces en off se confundan con la respiración de los actores y el público. Recomiendo las alternativas a la realidad. Aún el mundo es joven, lleno de sorpresas. Aquí dejo un avance, que no demuestra la fuerza que tiene esta obra al vivo.


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