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sábado, diciembre 27, 2008
lunes, diciembre 22, 2008
La sombra que civiliza






Etiquetas: Civilización
domingo, diciembre 21, 2008
El dolor civilizador

Ante la embestida de las olas un honroso, promiscuo, un iniciado en las olas (de la vieja manera), visitante desaforado de los puertos, odioso tripulante de la Magenta Star, incluso silencioso compañero del horizonte; rompe su estética de cebra para dejar ver un tatuaje, no de ancla, no de navío, solamente es el dibujo de una dolorosa marca. El dolor permitido socialmente es una cualidad de nuestra especie. Desarrollamos actividades que implican dolor, nos sometemos a experiencias con el umbral ampliado, con la entrada de par en par, a los dolores físicos, inherentes a toda actividad humana. Entre ellos están los procedimientos quirúrgicos que ponen de forma latente el dolor como marca. El orgullo de nuestro pasado es de dolor. Socialmente somos aceptados si poseemos cierta dosis dolorosa; una cicatriz, un tratamiento doloroso (una lipoescultura); una marca de la presión sobre el cuerpo (ejercicio, dieta, tratamiento facial); todas estas experiencias (en todo caso) individuales, como las madrugadas, el abrir los ojos, la pereza o la felicidad (incluido el amor). Los dolores colectivos se llaman solidaridad. Espero que la evolución nos lleve a la disminución del dolor o al menos a una mayor solidaridad. Socializar el dolor nos hizo humanos y a veces lo olvidamos como todo dolor, que es pasajero (no hay un dolor que dure toda la vida).
Etiquetas: Sanación
lunes, diciembre 15, 2008
El libre pataleo...





miércoles, diciembre 03, 2008
Bell'amore Mio



A veces nos preguntamos en qué consiste la fascinación del fútbol; la razón de ver incluso equipos que no nos interesan mucho (¡Qué alegría, ganó Internacional!); almacenar listas de jugadores en la cabeza y recitar jugadas como narrador desempleado. Las explicaciones se pierden al ver un partido de fútbol. La radio se hizo para informar los resultados de la guerra, en cambio la TV para transmitir encuentros deportivos. El hedonismo se justifica en más de 90 minutos, se mantiene en el placer de repasar goles y es un masoquismo al ser hincha de algún equipo de Bogotá (no me importa: “que no te vendan amor sin espinas”). ¿Qué pasaba cuando era sólo una afición de pocos o cuando no había TV o la radio era restringida y ver los goles en el cine era como esperar una carta urgente durante la Colonia? Una respuesta puede estar en las ilustraciones que acompañan los escritos de “Sport, cuadernos de Fútbol”, un hermoso proyecto de la UN, que rescata una revista de 1.930. Encontrarse con esta joya del arte – doméstico, es develar la intimidad de un aficionado que sin banderines oficiales, sin cánticos, sin “El Dorado”, creía y era hechizado por la más el más fiel, hedonista y masoquista de las pasiones mundanas. Aquí algunas imágenes del proyecto.
Etiquetas: fútbol