jueves, febrero 12, 2009

345: La foto la saqué de Google.


Un buen recuerdo es un crucero con pasajeros que ganaron un premio. Aunque la adolescencia sea un espacio donde las hormonas no permiten fantasear, aun recuerdo lo que imaginé durante esos días. También pensé en los posibles premios que me merecía. También abrió la puerta a Cortázar (lectura obligada para todos los primíparos, a lado de Silvio R. y los cuenteros). Era una buena señal si a uno le gustaba leer al escritor argentino (lector que lee fantasía, fantasea), también entré al bar Famas y Cronopios. También era símbolo de estatus (también escribir status) hablar de Rayuela y decir, “lo experimental, lo vanguardista” que nos había parecido. Aun deambulan algunos treintañeros y treintañeras con complejo de Maga o Oliveira. Volviendo al caso, de la buena literatura, hacen falta más lectores que fanáticos de Cortazar. Recomiendo dos cuentos por ahora “Las babas del diablo” y “La escuela de noche”.