miércoles, enero 28, 2009

Updike y el azar




Cuando empezamos a conocer; cuando un conocimiento, una persona o cualquier cosa empieza a existir para nosotros; cuando hay solamente la novedad como fenómeno; cuando esta máquina se pone en funcionamiento, empieza el azar. No sabemos por cual puerta hemos entrado, tampoco tenemos la certeza de los días pasados de esa persona o cosa. Casi aleatoriamente, revelamos la parte menos inesperada. Puede que me conozcan en el peor día de mi vida o al siguiente. Así fue que llegó a mi Brasil de John Updike. Con esa misma comprensión de lo ajeno, entendía algunas cosas sobre Brasil; por medio de la comprensión del escritor gringo supe y saboreé algo de ese país que es la mitad de mi sub-continente. Muchas veces la mejor descripción sobre uno mismo la da un recién aparecido en la vida. Otros explican nuestra casa, nuestra vida desde afuera. Como siempre es más fácil hablar de los otros, podemos hacer mejores retratos, biografías, crítica literaria, especulación social (chismes), reconocimientos y desmerecimientos para los demás. Los sicólogos son mejores con los otros, los sacerdotes explican mejor la vida de los feligreses. Ese recuerdo me lo dejó Updike, ahora que ha muerto.

Stephan Lam

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