martes, agosto 04, 2009

Lo bueno de no saber nadar




Simplemente es sentarse a mirar pasar, nadar, dejar que el tiempo se escurra en el día. La propiedad del agua estancada es la reflexión. Sobre sí mismo, sobre la mujer que nada o el hombre que se exhibe (a la mujer no le hace falta el artificio); al reposar la mirada se reflejan las alternativas. El pozo donde se recurre con una copa en la mano para denotar sutileza, estilo. Vacaciones, verano, lluvia de sapos (Magnolia), espectáculo de piel y desnudez. La limpieza aparente de la vida. Tú nadando.

Algunas alternativas que evocan las piscinas: los feriados, los sábados; nada más ajeno al mundo que una piscina de lunes, de invierno. En mi ciudad no son comunes, en mi imaginario se desprenden del azul para clavarse en la mirada de los participes. El placer de mirar bañistas.

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