miércoles, junio 24, 2009

¿Cuál era la primera pregunta?






La complejidad del hombre se construye a diario, al añadirle un artefacto, dos o tres personas por segundo, una que otra idea, mal pensamiento o millones de arrepentimientos por segundo, la enredamos sin par. Sin contar las almas en pena; los personajes de películas interrumpidas por una llamada telefónica o un sueño reparador que se sientan a esperar para retomar la secuencia, dejando de lado a las inquietas preguntas del niño resumidas en ¿Por qué? Las acciones individuales superar el saber acumulado, los maestros fracasamos por definición al no poder enseñar nada esencial; esa información ya está en nosotros, el resto es miseria, asociaciones arbitrarias o opiniones ordinarias. Esos pequeños espacios donde hemos hecho ciencia, son un abismo al hombre originario, ese que quiso tener una disyuntiva que se le salió de las manos y nunca alcanzó a recurar o solucionar. Esa era la pregunta original, lástima que no la recordemos.


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