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El amor no
es un sentimiento, es una decisión; con la posibilidad de convertirse siempre
en la mayor apuesta de nuestras vidas. El deseo de amar a alguien implica
incluso asumir que puede ser nuestra pareja de por vida o por un trecho de la
misma. Entonces, el amor es una decisión que se asume. Mientras vivimos somos
capaces de hacer cosas por amor, dar detalles, ser corteses y hasta mostrarnos
interesados; pero a veces no todo
resulta y tenemos que asumir que no es una decisión individual. El amor es una
decisión que es asumida por dos, no por uno solo. De ahí que cada uno de los
enamorados piense en un futuro diferente, quiera algo especial o piense que es
la única o el único que lo está, por eso solo se fían de los actos diarios. Ahora sabemos que el amor es una decisión que
se asume por dos en un eterno presente. Como es un absurdo fiarse de un
"amaré", buscamos cada día hacer realidad el día siguiente. Así la vida
de pareja se vuelve una cadena de
acciones que laborosa, cariñosa y deliberadamente tienen a mantener el
presente. Ahí se nos puede ir la vida. El
amor es una decisión de dos, que deliberadamente buscan mantener su presente de
enamorados.
El amor es
una película lenta, con actos deliberados y
un eterno presente juntos.
Etiquetas: Lo invisible cotidiano...
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