jueves, enero 19, 2012

Trastos

En algunos miles de años los trastos cotidianos serán reliquias. Tendrán los humores de los transeúntes del siglo XXI. Atesorarán las manchas de mi torpeza o las gotas del vino evocador; los sudores de un buen día o la ruina premeditada de mi descuido. Cuántos habrán pasado por esta silla, por tus muebles o cuántos han tocado las manijas de cualquier bus. Los objetos nos guardan, nos incluyen y nos quitan algo de nuestra fugacidad. Los trastos del mundo tienen cementerios de células voluntariosas, deprimidas, hermosas como las tuyas, distraídas y hasta toscas como muchas que me contienen.




El hipotético vestigio se conserva desde ya, nosotros lo hacemos, como los responsables antepasados de esas también hipotéticas y estudiosas personas. La dificultad de conservarlo está en que pretendemos renovar, reedificar, reencauchar, reciclar, reemplazar. Así que cuando el objeto sea descubierto será simplemente una cosa más en el presente de nuestra descendencia. Pasará mucho tiempo desapercibido, hasta que empiecen a aparecer suciedades, giros, usos, señales del pasado y ellos sabrán de nosotros, hablaremos en el futuro con recicladas, desconocidas y revestidas voces después de tanto uso.




Siecha

Etiquetas: